Qué tristes nos has dejado. Qué pensativos nos has dejado. Qué sensación de culpabilidad nos has dejado. Qué mal nos has dejado. Sabemos que hemos llegado tarde.

Sabemos que hiciste más de lo que podías y, así, haciendo más de lo que podías, llegaste a la cumbre... Y más allá de la cumbre... Ahí, donde se guarda el mayor de los misterios. Gracias, Blanca.

Fuiste ejemplo de superación. Fuiste ejemplo de vida para los jóvenes, y de lección para los mayores. Gracias, Blanca.

Tu eterna sonrisa ocultó la pena que inundaba tu interior. Gracias, Blanca, sin una sola queja, sin un sólo reproche... Te has ido con el silencio de tus montañas.

Nunca te merecimos. Gracias, Blanca.