O no crecemos o crecemos mal. Algo no funciona. La edad del porqué ya no es solo de los tres o cuatro años, es perpetua. De niños es la curiosidad, la necesidad de saber; de mayores es la náusea glaciar que producen hechos como el brutal auge del fascismo descarado. ¿Por qué un tipo como el italiano Matteo Salvini, que hizo que los refugiados sean masacrados y torturados, no está entre rejas? ¿Por qué los malvados triunfan y la gente les vota? El peso social de los apellidos sigue mandando y hay demasiado idiota y muchos pobres diablos con apellidos largos. Nos obligan al manejo ético del olvido, y en el espacio donde ellos y ellas y su gente ocupa la memoria dejamos que florezca un campo de amapolas. ¿Por qué un alcalde trabaja por dificultar el desarrollo del idioma de su tierra? ¿Por qué la derecha se junta con los fachas y la izquierda se separa? “Doctores tiene la santa madre iglesia, que os sabrán responder”, decía el catecismo. Muchos y muchas de los y las de misa y rosario votan a los fachas.