El reconocimiento desde la sociedad, administraciones públicas y entidades privadas a la atención de calidad hacia las personas en dificultad social, quienes requieren una atención cuidada, atraviesa por la visibilización de las profesiones en el ámbito social.

Parafraseando a Chis Oliveira y Amada Traba en su libro Amarte, “Los cuidados y la atención profesional a las personas en situaciones de vulnerabilidad son fundamentales para el bienestar de las personas, cuidar y que nos cuiden, con respeto y calidad, explica la esencia de las relaciones humanas”.

Las necesidades del cuidado, la atención a personas desfavorecidas está siendo invisibilizada. Lo único que parece importar es lo que se puede comprar y vender. Conviene reflexionar, los cuidados, la atención y protección a personas en situación de vulnerabilidad sufre la erosión y ataque de este sistema que lo mercantiliza todo.

Al vivir en la invisibilidad, en la desvalorización del cuidado, es muy fácil que se abran camino relaciones de usar y tirar, y en consecuencia de los y las profesionales dedicadas a ello.

¿Qué sucede en el ámbito social con los derechos de las personas y los deberes de las administraciones públicas y privadas relegando hasta prácticamente la invisibilización, falta de reconocimiento, inversión, condiciones laborales y sueldos que no se corresponden con la responsabilidad profesional que suponen?

La lectura social y laboral es clara.

Son profesiones muy feminizadas, la desigualdad desde el género en la atribución de prácticas profesionales en las que los datos objetivos nos muestran cómo estas profesiones tienen una depreciación, tanto económica como en condiciones laborales y de reconocimiento en la importancia que tienen en el PIB.

“Existe un imaginario en la conciencia colectiva por el que la mayor parte del trabajo del cuidado se presenta como marginal, como si no requiriera un esfuerzo, formación, habilidades y competencias especiales para realizarlo con calidad. La mayor parte del trabajo relacionado con la atención y el cuidado ha sido expulsado del discurso hegemónico porque no se considera trabajo al no estar remunerado o escasamente remunerado y reconocido en el plano laboral, social y profesional, simplemente es la riqueza y el dinero lo que está en el centro de la vida y los cuidados en la periferia de la misma aun cuando la realidad cotidiana personal, social y comunitaria nos reclama y exige y pone en evidencia lo contrario

Sirva esta breve reflexión como apoyo a los diversos colectivos profesionales del ámbito socioeducativo, especialmente para el colectivo de Integración Social, Animación Sociocultural y Educación Social en su lucha por colocar en el espacio y lugar laboral y profesional que se merecen apelando a la Administración Pública a asumir la responsabilidad que le corresponde a través de la propuesta y gestión de los Presupuestos para el año 2020, así como el acuerdo por un convenio colectivo laboral digno y dignificante.

Profesoras y Catedrática de FP Servicios a la Comunidad