Ya han acabado las fiestas navideñas con la despedida de los Reyes Mágicos y Majicos. Su poder exclusivo hace que lleguen a todos los hogares de España, y como son buenas y mágicas personas, todos nosotros recibimos un regalo o detalle de sus majestuosas manos.

A lo ya explicado, tenemos que añadir toda la vorágine de yantas y regalos que hacen mermar nuestra cuenta corriente y hacer uso de los pocos ahorros que normalmente se tienen del resto de la Navidades. Algunos incluso se rascan el bolsillo y piden un préstamo personal para pasar el mes de enero. Y el monto de este préstamo se añadirá al que algunos demandaron en septiembre para poder hacer frente a los gastos escolares de los niños.

¿Por qué se nos hace tan empinada la cuesta de enero? Porque llevados por la avidez consumista de estas fechas tendemos a tirar la casa por la ventana sin pensar en las consecuencias de ese desmedido despilfarro. Tenemos que aprender a dosificar y a planificar los gastos de esta época del año para que podamos llegar al mes de febrero de manera más desahogada. De esta manera, evitaremos sorpresas desagradables cuando a finales de enero nos lleguen los extractos de cuenta de nuestras tarjetas y seamos conscientes de hasta qué punto nos hemos dejado llevar por nuestra fiebre festiva.

A todos estos gastos ya previstos en mayor o menor grado hay que añadir que en ocasiones las compañías eléctricas y las multinacionales petroleras y suministradoras de otros recursos básicos para la vida en la sociedad actual, aprovechando la llegada del nuevo año actualizan sus tarifas al alza, hecho que propicia que nos tengamos todavía que apretar el cinturón más de lo inicialmente previsto.

Además, pensando en personas mayores pensionistas resultan ser las más perjudicadas por esta coyuntura económica, ya que con una mísera pensión no pueden llegar a final de mes, y van a los bancos de alimentación a hacer acopio de suministros para cubrir sus necesidades elementales. Se les promete una miserable subida en su prestación que no alcanza ni de lejos el aumento del precio de la vida que viene marcado por el Índice de Precios al Consumo, el famoso IPC. Pero ese incremento nunca llega en su justa medida.

¿Cómo afrontar esta situación que se repite año tras año? ¿Qué estrategias podemos utilizar para atajar lo que nos ocurre en este periodo concreto?

-Repartir equitativamente la nómina y la paga extra entre finales del mes de diciembre y principios de enero.

-No llevar encima las tarjetas de crédito porque son muy traicioneras ya que nos hacen perder la conciencia real de nuestra capacidad de gasto, y porque con toda seguridad, en caso contrario, nos acabaríamos llevando sorpresas desagradables.

-No dejarse llevar por el afán de aparentar. Tenemos que poner los pies en la tierra para saber cuánto y en qué momento gastar. Querer equipararnos a personas con un status salarial superior al nuestro es un error garrafal que se suele cometer muy a menudo. Cada uno tiene que conocer sus límites.

-Procurar no ir de tiendas para poder ahorrar y no malgastar lo que tenemos en nuestra cuenta bancaria. Es decir, evitar la tentación de querer gastar por gastar y limitarnos a consumir solo cuando nos es estrictamente necesario.

-Aprovechar todas las sobras generadas por los excedentes de comida de las cenas festivas de estas fechas para mantenernos de manera holgada y amortizar así mejor nuestros recursos.

Porque, hilando un poco todos estos asuntos cabrÍa pensar lo siguiente: A fin de cuentas, en estas fechas ¿qué es lo que compramos? Colonias, juguetes, ropas, calzado, viandas variadas que no comemos el resto del año, etcétera. Estamos hablando, por tanto, de productos que orbitan entre lo accesorio y lo efímero, que son de escasa primera necesidad.

Durante toda una semana estamos comiendo los sobrantes de estas fechas hasta que el hedor de los distintos alimentos no nos deja otra salida que despojarnos de ellos.

Para finalizar este artículo, queremos que los Mágicos y Majicos Reyes el año que viene vengan para que tomemos consciencia de cómo administrarnos mejor.