Nuestras fuerzas armadas, que dieron el golpe del Estado el 18 de julio del 36 contra la II República, que en la dictadura apoyaron a Franco y recibieron el mandato de la Constitución de 1978 de guardar y hacer guardar la unidad de los españoles, se han transformado para legitimarse ayudando con las armas a implantar la democracia en países lejanos enviando tropas para infundirles su ejemplo de patriotismo y de respeto por los derechos humanos. Por ello, como una expresión de la nueva filosofía de su misión un regimiento de los cuarteles de Loyola ha acudido al santuario de Arantzazu en respetuosa procesión para implorar la protección divina, pues se disponen a partir en misión de paz a arriesgados frentes que la misión civilizadora y humanística de la OTAN ha encomendado a España. El espectáculo ha resultado emocionante por su patriotismo a pesar de que entre los vascos el mundo militar tenga tan poco arraigo en pro de la paz y la unidad de la patria. Accedieron a la basílica situada en el corazón de Ama Lur desfilando marcialmente bajo el friso de los apóstoles esculpidos por el ateo Jorge Oteiza. Recogidos en profunda meditación personal, a pesar de carecer de creencias. La ceremonia intenta recuperar los valores origen del imperio español, de don Pelayo, los Reyes Católicos, de Lepanto, Trafalgar, África y en Leningrado apoyando al Führer. Es la mística de la fusión de la cruz y la espada en defensa de la civilización occidental cristiana. Con los auxilios espirituales allí recibidos se potencia la moral de combate y su reconocido heroísmo como signo distintivo del soldado español a lo largo de la historia en defensa de la patria. “Dos cosas infinitas: el universo y la estupidez militar”. Einstein.