Desde hace años ya sabíamos cuáles iban a ser las necesidades de facultativos en Navarra en los distintos ámbitos y especialidades (número de jubilaciones, necesidades asistenciales…), así que esta situación de penuria de facultativos no puede sorprender a nadie. Sí que llama la atención la falta de acciones eficaces y responsables para prevenir y paliar la situación. La ceguera de nuestros dirigentes, junto con unas políticas cortoplacistas de los distintos gobiernos y responsables de Salud en Navarra, nos han llevado al peor de los escenarios planteados. Es cierto que esta escasa disponibilidad de médicos está ocurriendo en toda España (en gran parte debido también a la fuga de más de 15.000 médicos al extranjero desde el inicio de la crisis en 2010), pero podemos afirmar que no todas las comunidades están igualmente afectadas. Así lo demuestran, por ejemplo, los datos que la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) presenta en una publicación de El Digital-CLM el pasado 13 de febrero de 2020. Según estos datos, Navarra es la comunidad autónoma con mayor déficit de pediatras (en tasa por 100.00 habitantes) en Atención Primaria, casi triplicando a la segunda más necesitada que es Cantabria. En 2 años hemos doblado las plazas sin pediatra, pasando de 5 plazas a las 10 actuales y, si continuamos paralizados y con medidas erráticas, habremos destruido un modelo de atención infantil de enorme calidad y envidiado por todos los países de sanidad avanzada.Contrasta la riqueza de Navarra (según el Instituto Nacional de Estadística, somos la tercera comunidad más rica del Estado) con la falta de atractivo para que los facultativos acudan a ejercer la medicina a nuestra comunidad. No somos capaces de atraerlos, tampoco fidelizamos ni retenemos a los que aquí se forman o ya están trabajando. Las malas condiciones laborales y retributivas están cronificando el problema. No somos competitivos y, en la situación actual de oferta y demanda laboral en nuestro ámbito profesional, sólo unas mejoras significativas harán que cambie la tendencia. Son imprescindibles mejoras acordes a la riqueza de esta comunidad y a la alta calidad de nuestra sanidad de la que siempre, con razón, hemos presumido los navarros y que ahora es solo un recuerdo. Mejoras razonables, consensuadas y valientes, que desde luego no pasan por imponer trabajos forzados como ha pretendido recientemente la Gerencia de Atención Primaria en el caso de las urgencias pediátricas de San Martín. Así no mejorará la situación futura. Así se ahuyenta a los médicos.El futuro no parece nada halagüeño. Teniendo en cuenta, por un lado, el envejecimiento de nuestros facultativos y, por otro, la ausencia de medidas eficaces previas por parte de nuestra Administración, mucho tienen que cambiar las cosas para poder mantener la calidad asistencial que hemos conocido.El gasto sanitario debe ir dirigido a lo necesario, y últimamente estamos observando que el colectivo médico, y nuestra actividad, no está siendo tratado como se merece, quizás porque se está gastando parte de nuestro dinero, el de todos los ciudadanos, en partidas poco meditadas y probablemente con contenido poco eficiente. A los médicos hay que tratarlos con justicia si queremos conservarlos, y eso pasa por adecuar las plantillas, mejorar sus retribuciones y devolverles el liderazgo que su preparación merece. ¡Sin tardar!