Sin duda vivimos tiempos inciertos. Es algo excepcional esto de estar todos en casa, de no abrazarnos ni quedar juntos. Es ímproba la labor del personal sanitario en hospitales y centros de salud, y la sociedad la reconoce puntual a su cita cada tarde al caer el sol. Todo pasará algún día y será tiempo de análisis y reprimendas, o reconocimientos varios…, pero en el aquí y ahora el día a día nos obliga a tomar decisiones. Algunas duras como suspender servicios: privarle a Vanessa de su clase de baile cuando para ella es mucho más que eso. Suprimir el rato que David pasa con su grupo de ocio, saliendo por ahí y tomando algo: creciendo, siendo autónomo, volando libre. Esa explicación que recibe Mariana y que le hacen más llevaderas y comprensibles las tareas del cole… En definitiva, dejando en pausa toda esa labor de apoyo que las personas profesionales de Anfas dan a cientos de personas con discapacidad intelectual o con trastornos del desarrollo cada día. Ha sido duro, pero hemos tenido que cerrar nuestras sedes, aunque sigamos estando aquí. Lo que continúa es el compromiso, el cariño, la dedicación y la responsabilidad de nuestro equipo profesional con todas las personas participantes y con sus familias. Para todas ellas mantenemos activas nuestras líneas telefónicas, en todas las zonas de Navarra, para ofrecerles una voz amiga al otro lado del teléfono. Tampoco cierra el servicio de atención temprana, ni nuestras viviendas. Y en ese aplauso de las 8 les pido que también tengan un recuerdo sincero para esas profesionales que siguen cuidando con calidad y calidez de cada una de nuestras personas. En ese homenaje también caben aplausos para todas las familias que cuentan con una persona con discapacidad intelectual o trastorno del desarrollo entre sus miembros. Si a todos y todas nos empiezan a pesar un poco estas casi dos semanas de reclusión, en su caso la incertidumbre, el cambio de rutinas y la inactividad pueden llegar a ser mucho más angustiosa. Por eso, además del aplauso, me atrevería a pedirles un poco de comprensión si en alguna ocasión ven a un par de personas dando un paseo… a veces la discapacidad intelectual no se aprecia a simple vista y son varias las familias que nos han confesado sentirse como delincuentes cuando, en un intento por calmar a su hijo o hija han salido unos minutos a la calle y, a veces, han llegado a ser increpados por ello. Sepan que desde el pasado 19 de marzo están aceptados los paseos terapéuticos como excepción a este confinamiento, y tengan por seguro que las personas que los utilizan lo hacen como último recurso y con toda responsabilidad. Los cuidados, el apoyo emocional, los consejos expertos de manera telemática, la preocupación y el cariño van a ser nuestros actos heroicos del día a día con los que combatiremos esta pandemia. Cuando todo termine, volveremos con más ganas, con más ilusión y más fuerza.