Cuando mi tía entró ya hace años en la Misericordia ya decía que mejor ni el Ritz. La verdad es que el sitio es privilegiado. Sobrinas y sobrinos, sus hijas e hijos, las hijas e hijos de estos le hemos visitado y acompañado durante todos estos años. Era un placer ir a verla a la Meca, porque además Tina era pura alegría. Estos dos meses no hemos podido acompañarla, pero ha estado en las mejores manos, rodeada de la mejor gente. El cariño y profesionalidad con que la han tratado siempre no puedo ni transmitirlo lo suficiente. Cuando entraba en la habitación y oía y veía lo bien que la trataban; las veces que la habían maquillado, peinado, pintado las uñas y los labios. Aunque mi mayor contacto ha sido con el personal de recepción y con el de la planta Sancho, mi gratitud y cariño es para todas las trabajadoras y trabajadores de la residencia. Vosotros sois de los imprescindibles. Un abrazo. Eskerrik asko bihotzez.