ntre préstamos bancarios y emisiones de deuda pública, Navarra contaba con una financiación de 2.628 millones de euros a finales de marzo pasado. Está previsto que, durante este año, el coste en intereses y gastos de los préstamos y la deuda fuera de casi 66 millones de euros, aunque podríamos añadir aquí los 82,7 millones de euros de los distintos peajes en sombra por las autovías y el canal. Total, que entre intereses y gastos se nos van del Presupuesto de Navarra cada año casi 150 millones de euros.

De los 66 millones que pagamos por intereses es casi seguro que muy pocos navarros son capaces de decir en qué se gastaron esos cientos de millones de euros que causaron los déficit y generaron la deuda, de los años 2007 a 2015, años en que pasamos de poco más de 635 millones de deuda a 2.845. Casi todos diremos que pasamos una crisis, primero financiera y luego de deuda, que redujo la recaudación tributaria y que obligó al endeudamiento y a los recortes en el gasto. Parecería lógico que para pagar dicha deuda se aumentara la presión fiscal para recaudar más, pues no: no solo no se aumentó la presión fiscal, al contrario, en el conjunto de España bajó del 37,1 por ciento del PIB en 2007 al 34,5 en 2015. Y una de sus consecuencias fue el aumento de la desigualdad, los grandes patrimonios crecieron en número y en importe.

Ahora se anuncia una nueva crisis debida al virus que estamos padeciendo y las soluciones que propone el Gobierno de Navarra pasan por aumentar el endeudamiento ya que, dicen, no quieren hacer recortes. Incluso hay voces que ahora piden recurrir al endeudamiento cuando hace pocos días pedían una auditoría de la deuda alegando su posible ilegitimidad.

Pero claro, más deuda significa mayor importe en intereses a pagar los próximos años que saldrán de presupuestos parecidos a los actuales, es decir, básicamente de la recaudación por IRPF e IVA, o sea de los bolsillos de los trabajadores. Y ese importe no se podrá invertir en la educación o sanidad futura con lo que habremos trasladado el problema de hoy a las siguientes generaciones.

La nueva deuda la comprarán bancos o fondos de pensiones o de inversión que exigirán sus correspondientes intereses; no habrá un banco público que financie esa deuda sino que, nuevamente, los bancos privados (sí, esos a los que rescatamos y a los que seguimos avalando a través del fondo de garantía de depósitos) o esa banca en la sombra que son los fondos harán negocio a nuestra costa.

La recaudación tributaria de Navarra está en torno a 6 puntos porcentuales respecto al PIB por debajo de la media de los países de la Unión. Eso quiere decir que podemos mejorar mucho y que, dado que cada punto porcentual de mejora en la recaudación supone unos doscientos millones de euros más, haciendo un esfuerzo en la vía de la recaudación podríamos mantener el gasto sin recurrir a más endeudamiento.

No es necesario subir los impuestos para recaudar más, basta con una mejor gestión de la recaudación.

El primer aspecto con un amplio espacio de mejora es el de la lucha contra el fraude y la elusión fiscal. Son varios cientos de millones de euros los que se escapan cada año, y no precisamente por parte de los trabajadores. El reciente informe elaborado por parte de la UPNA pone de manifiesto esta realidad, la cuantifica y da algunas pautas para intentar reducirla.

1.512 millones de euros de beneficios fiscales previstos en el Presupuesto de Navarra para el 2020. Seguro que una revisión a fondo de las causas que justificaron su implantación haría que una buena parte disminuyeran o desaparecieran.

Llama la atención el caso del Impuesto sobre el Patrimonio que plantea beneficios fiscales por más de 41 millones de euros con una recaudación prevista de poco más de 39 millones. Y es precisamente aquí, en este impuesto, donde se puede y se debe hacer un mayor esfuerzo recaudatorio. Hoy la tarifa máxima está en el dos por ciento aunque el tipo medio que se recauda es el 0,3 por ciento. Pedir a los menos de diez mil navarros sujetos a dicho impuesto un mayor esfuerzo fiscal no debe descartarse porque además reduciría la desigualdad.