Hace ya unos cuantos meses fui a una unidad de barrio de Servicios Sociales, y mientras esperaba que me atendieran, miré todos los papeles que había por las mesas (tengo esa buena costumbre, están para eso) y me encontré el folleto: Tú vales por dos, dirigido a personas perceptoras de Renta Garantizada y a los posibles empleadores. La publicidad me pareció perversa y ofensiva para las personas perceptoras tanto en el fondo como en la forma, tanto en el mensaje que transmitía, como en la imagen, pero no tenía suficientes elementos para formular un juicio claro. A raíz de todo el debate surgido ahora sobre la Renta Básica, Renta de Inserción, Renta de ingresos Mínimos, etcétera, he accedido, a través del blog de Pedro Celiméndiz, al documento Las palabras crean mundos elaborado por el Foro de Servicios Sociales de Madrid, dirigido a los más altos responsables del Gobierno, y he llegado a aclararme del porqué esa publicación me chirriaba tanto cuando vienen a decir que: "las rentas condicionadas bordean la perversión y la obscenidad de los itinerarios de inserción".La clave está en las palabras. Las palabras crean mundos. Las palabras beneficencia, moralizante, paternalista, incentivos positivos para activarse, no tienen nada que ver con los Derechos Humanos, el soporte vital, la dignidad de las personas, la felicidad de las mismas, los proyectos de vida, etcétera. El slogan: Tú vales por dos me suena al rancio: Nena, tú vales mucho, tan inapropiado y ofensivo el uno como el otro.