El polígono es una maravilla que en realidad no existe, porque es una creación de la mente humana. Nos sirve para delimitar un espacio, un terreno de líneas cerrado y nos permite crear ángulos y vértices y soñar con formas y rellenarlo de dolores y vida. Todo esto se nos hace añicos cuando un ruido atronador nos deja sordos y ciegos, porque un avión de guerra nos pasa por encima y siembra de bombas reales el terreno que nuestros padres labraban para alimentarnos. Ayer estuve en mi pueblo. No estamos en guerra, me da tiempo de pensar. Pero nos damos cuenta de que sí estamos en guerra o, mejor dicho, sí están en guerra esos bizarros militares de siempre que han tomado como fin y gran objetivo de su vida matar y matar, aunque nos presenten como excusa la seguridad nacional montando el negocio del siglo. Mentira. Se entrenan en las Bardenas de Navarra desde hace más de 50 años con el consentimiento de sus habitantes, por mucho que digan todo lo contrario. Les emplazo a demostrar que no es así y a desmantelar el polígono plantándose dentro y retar al ejército, y la madre que lo parió, en nuestro terreno. A ver si son capaces de echar bombas encima de nosotros. El gran presupuesto del ejército hace falta para sanidad, ahora más que nunca.