Me faltaba una de las cuatro etapas de la Guía del GR-225 de la huida del fuerte de Ezkaba del 22 de mayo de 1938, y decidí recorrerla solo. Desde Olabe hasta Saigots.Había leído el libro de Fermín Ezkieta Los fugados del fuerte de Ezkaba y la Guía del GR225 -fuerte de Ezkaba- Urepel, de Javier Rey y ambos me habían atraído por su proyecto ilusionante, tanto por recordar esta fuga aportando muchos datos a la memoria histórica como por poder recorrer físicamente el camino en busca de la libertad.Quería sumergirme en la historia de uno de los fugados que consiguió pasar la frontera, imaginarme lo que sufrió para lograr su objetivo. Venía de la prisión del fuerte donde estaban hacinados, vestían harapos, frío terrible, hambrientos, malos tratos, este hombre Jovino Fernández, del Bierzo leonés, acostumbrado a largas caminatas y con un gran sentido de la orientación, se adentraba en la espesura de los bosques y barrancos y caminaba por las noches.Con la soledad como única compañera y la carga emocional de la historia pude concentrarme y admirar la hazaña de esta persona que luchó para construir un mundo sin personas explotadas.Y también mi sincero recuerdo y homenaje a Javier Rey Bacaicoa, recientemente fallecido, experimentado montañero, escritor y muy buena persona.