La Recueja es la denominación de un paraje de Tafalla donde casi todo son huertos y campos de cultivo. La atraviesa un camino del mismo nombre que va de Tafalla a Olite y que da acceso a los huertos y campos. En uno de estos huertos vienen celebrándose con cierta frecuencia fiestas donde se reúnen varias docenas de jóvenes al margen de las restricciones de horario y otras vigentes en discotecas y establecimientos hosteleros como consecuencia de la pandemia. Largas e intensas fiestas que comienzan a primera hora de la tarde y terminan entrada la mañana del día siguiente. El pasado sábado, día 25 de julio, como ha pasado en alguna otra ocasión, alguien llamó a la Policía Municipal a la 1.30 horas de la madrugada quejándose del desmesurado volumen de la música. Al poco tiempo se vieron las luces de un coche de la Policía Municipal delatando su presencia.Inmediatamente, como si estuviesen avisados de su llegada, apagaron la música, cesó el vocerío y se impuso un disciplinado silencio. Alguien salió al camino para vigilar y advirtió a los demás: -¡Han pasado hacia Olite!-¡Callaos, no hagáis ruido!-¡Que vienen! ¡Ya vuelven! ¡Silencio!A la vuelta, a la altura del portón del huerto de la fiesta se pudieron ver unas ráfagas de luz del coche municipal. El caso es que, pasado un tiempo, la fiesta continuó hasta la madrugada, igual que ha sucedido en alguna ocasión anterior.Este tipo de celebraciones se dan en todo el país, sin medida, sin seguridad y sin que la autoridad competente ponga ningún control sobre ellas, hasta el punto de que, a día de hoy, haya más de 360 brotes en España y en los países más importantes de Europa adviertan de que no se viaje al nuestro.Esto sucede porque somos un país donde la juerga y la fiesta se consideran un derecho sagrado al ocio, incluso en la actual situación, por encima del derecho al descanso, que es un derecho natural imprescindible para nuestro equilibrio y para poder seguir trabajando.Los del norte creemos, lo mismo que sucede en Europa, que somos más frugales, discretos, eficaces y solventes que nuestros vecinos del sur, tan disipados ellos. Pero si hacemos un recorrido geográfico de los principales brotes actuales tal vez sacáramos otra conclusión.