Vivimos en una ciudad de tamaño habitable, con amplias zonas verdes, de tamaño controlable ante una situación de covid-19, con muy baja densidad de población, con tres universidades. Pero pese a todas esa circunstancias la situación es muy preocupante. El cocktail bares, universitarios está resultando una bomba de relojería como se evidenció el jueves día 17, pese a la presencia policial en muchas calles del Casco Antiguo. No es mi pretensión criminalizar a los jóvenes, ¿acaso no están informados?Viendo el desespero del personal sanitario, y, constatando este libertinaje en nuestras calles, me preguntó qué ha fallado en la educación que les hemos dado.