Al ver las dificultades de los peregrinos por el coronavirus, he recordado mis 19 caminos en bici, unos 15.000 kilómetros sin ayuda externa, el último a mis 75 años en un año jacobeo. Fui aquellos años un personaje importante en el Camino. Les decía a los peregrinos que me sacaban tantas fotos “que me admiraban más por viejo que por peregrino”. Recuerdo todo aquello con mucho cariño. Mis vivencias de cada día de los 19 caminos las cuento en 19 extensas narraciones, y hasta me animé a escribir la última en verso. No me siento más que nadie. Sé que hay tantos caminos distintos como peregrinos. Muchos recorren unos pocos kilómetros desde el Bierzo, Cebreiro o Sarría porque tienen la ilusión de ver en su salón la Compostela. (Yo tengo 19 compostelas aparcadas). Cuando llegábamos ya a Santiago me dijo con gracia un aleman que hacía el Camino desde París que “algunos juegan a peregrinos y en pocos kilómetros aprenden a cojear”. Repito que cada uno hace su Camino, lo que cada uno puede. En la Edad Media hacían el Camino los príncipes y obispos que iban montados en carro o a caballo. ¿No lo hacían los siervos que les servían y caminaban a pie? Pena que sólo quedan los nombres de los señores. El Camino es paisaje, arte, gastronomía, deporte, espiritualidad, religión, frío, calor, lluvia, nieve, misterio, esoterismo o hasta sueño escuchando diversos matices de ronquido en los albergues... ¿Mis 19 caminos por qué?. No tengo la solución. Así termino mi relato:Quisiera hacer un resumen Del Camino diecinueveCreo que es igual que todosComo todos diferente.