l 25 de septiembre de 2015 es aprobada en Naciones Unidas por 193 países una hoja de ruta universal para poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, hacer frente al cambio climático y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad para 2030 bajo el lema central de "No dejar a nadie atrás". Con la participación multiactor de todos los países y el diálogo abierto, por primera vez, todo el planeta está llamado a la acción hacia un cambio de modelo de desarrollo por uno más sostenido y sostenible.

Ésta es la Agenda 2030 de la ONU, que tras 5 años de vida, presenta luces y sombras en su diferente aplicación e implementación según países. La Agenda 2030 tiene sistematizado su trabajo en 17 objetivos de desarrollo sostenible que pretenden cambios en las esferas de lo social, lo económico y lo medioambiental.

Ante estos retos planetarios, el sector empresarial fue considerado por la ONU un actor clave para alcanzar esos 17 objetivos, y es cada vez mayor el número de organizaciones las que están alineando su negocio y visión con este marco universal de desarrollo sostenible. Pero, ¿por qué deberían las empresas alinearse con los ODS? He aquí 6 razones fundamentales: acceso a nuevos mercados que permitirán a las empresas llegar a nuevos segmentos de trabajo claves en el futuro; generar alianzas con otros actores y grandes empresas que ya están solicitando a sus proveedores que estén alineados con la Agenda 2030; en tercer lugar razones evidentes de ética empresarial, buen gobierno y reputación; adelantarse a normativas que están próximas en el horizonte en materia de sostenibilidad, lo que se relaciona directamente con más facilidades para contratar con el sector público que también tendrá en cuenta estos criterios; evidentes ahorros en costes en energía y agua por ejemplo, prácticas que pueden realizarse a nivel interno y externo; y una última y sexta razón que tiene que ver con que el impacto positivo que puede generar una empresa ética y responsable, alineada con la Agenda 2030 y sus ODS en el entorno inmediato, revertirá en la sociedad en la que impacta ayudando a generar ciudades o lugares más prósperos, mejor preparados y con mayores beneficios sociales, económicos y medioambientales. Las empresas necesitan este escenario próspero para sobrevivir y viceversa, está en sus manos (y en las del resto de agentes sociales también) el futuro sostenible.

No nos olvidemos tampoco del recién aprobado Plan de Recuperación para Europa tras la covid, donde una parte del presupuesto irá destinado a relanzar la economía y movilizar la inversión privada. Estas inversiones se dirigirán precisamente a favorecer la transición ecológica y dar apoyo a la solvencia a empresas viables y saneadas.

Ya ninguna empresa puede quedar atrás en la implementación de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, el mundo entero está y va a seguir remando en esa dirección, y si las empresas siguen la estela, se verán fuertemente favorecidas en el contexto general y local. Serán más fuertes y estarán mejor preparadas.

La autora pertenece a la Fundación Koine Aequalitas

La Agenda 2030 de la ONU, tras 5 años de vida, presenta luces y sombras en su diferente aplicación e implementación

Ninguna empresa puede quedar atrás en la implementación de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible