Es el único equipo de fútbol de élite que lleva el euskara allá donde juega. Es un color rojo vivo, único, diferente. Son grandes años de juventud, de amistades, amores, de viajes en desplazamientos mucho más lejos de meter un gol más que el otro. Es un acordeón y dos irrintzis en su himno que unen a la afición y arengan a sus pupilos: ¡Aúpa navarricos, aúpa! ¡Aúpa chavales! ¡Hala, venga, pa´lante!Eran partidos amistosos después del Riau Riau en los Sanfermines de los años 20 del XX en dulces tardes estivales. Es haber sido anfitrión del CA Boca Juniors en la gira europea que realizaron los porteños en el año 1925. Pese a perder por la mínima, jugar con Antonio Emery (el abuelo de Unai) como portero prestado por el Real Unión, y con el entrenador argentino como árbitro, la escuadra rojilla en su campo de San Juan fue una de las escogidas. Es saber quién eres, de dónde vienes y cuáles son tus límites. Haber jugado 38 temporadas en primera, 37 segunda y 12 en tercera permiten identificar el peso y la tensión del fango ante los descensos, aportan humildad y realidad. Ser honesto con uno mismo. Para mí, también es sinónimo de Iruñea, de amarre, agua, frío y tardes plomizas en la grada. Y noches muy calientes, por supuesto. UEFA varias con una enorme valla que durante años enjauló Graderío Sur, una previa de Champions, una Copa que se escapó de la mano, muchas copas que fueron para adentro, olor a faria, críticas a los de casa al mismo tiempo que se pedía más Tajonar. Era bajar a El Sadar por aquel laberinto que formaban la vieja fábrica y las casas del Pamplonica. Grandes derbys vascos, el Barça sucumbiendo, el Madrid atenazado con los aledaños atiborrados de policía o ser goleado por el AC Milán lejos de la tormenta de Biescas. Como en todo camino largo, han crecido amapolas y hongos podridos en el ombligo con brillantes y pésimas gestiones económicas, corrupciones, priorizar la persona antes que el club hasta llegar a vergonzantes paseos por pasillos judiciales, etcétera, etcétera...Y otros muchos nombres históricos dentro del anonimato popular: Sabino, Biurrun, Martín, Rípodas, Castañeda, Zabalza, el inglés Robinson, el polaco que sería Urban, otros tantos beltzas, gudaris o canguros que dejaron huella y actitud en una familia deportiva siempre minusvalorada desde los medios estatales: el Osasuna de Pamplona. Por todo lo que no se puede explicar con palabras. Urte askotarako!