En este pasado verano tan atípico, con mascarillas y distanciamiento incluido, ver cómo actuaban unos adolescentes me hizo pensar que quizá no esté todo tan mal en este maldito mundo de individualismo y postureo social. Unos jóvenes que en su primer día vacacional se dedican a limpiar de basuras varias una preciosa cala de la costa sin que nadie les haya mandado, hacen cambiar mi visión apocalíptica del mundo. No todo es tan horrible como vemos en la caja tonta, existen actos diarios de buena gente que merecen un aplauso, reconocimiento a su esfuerzo y que sus actos fueran virales. Está claro, este fin de semana unos jóvenes de Logroño saliendo a limpiar las calles, donde unos pocos han dejado su huella, me ha hecho ver exactamente lo mismo. Sin duda, muchos pequeños esfuerzos pueden cambiar las cosas. Gestos como éstos debieran ser portada en prensa y encabezar los informativos televisivos, o, al menos, habría que darles mayor relevancia, más que al baile de cifras discutibles al que somos sometidos a diario.