Vivimos momentos de tensión, de miedo y de crispación. Tenemos que cumplir unas normas que para algunos son necesarias y para otros exageradas. Lo que está claro es que para los más pequeños, como mínimo, son incomprensibles. Los más pequeños no entienden lo que está pasando ni el porqué de estas medidas, en nuestras manos está el explicárselo y procurar minimizar la huella que deje esta situación en su futuro. Siempre desde el cariño, el respeto y la tranquilidad.Y una parte de esta responsabilidad recae sobre los agentes del orden, que desde su posición de poder y respeto que generan deberían de ser los más cuidadosos con este tema. Por eso es intolerable que una agente de la Policía Municipal se dirija a unas niñas de seis años diciéndoles, en tono amenazante, que la gente está muriendo porque estáis jugando en el parque, vuestros abuelos se mueren porque no cumplís las normas. Las niñas en cuestión no estaban jugando en el parque, sino que lo estaban cruzando y se cayeron en él. De todas maneras, no son formas de dirigirse a unas niñas que no entienden dónde empieza y acaba el parque o la plaza, que no entienden qué está pasando ni por qué, y ya están sufriendo bastante como para que encima una agente, con todo el respeto que impone, les responsabilice y les culpabilice de algo que además no es verdad.Estas palabras pueden tener un poder devastador sobre la conciencia de unas niñas que todavía no tienen herramientas para razonar ese tipo de acusaciones, y más viniendo de una policía municipal.Ante nuestra recriminación por sus palabras su respuesta fue la de identificarnos a los padres y madres que estábamos allí y llamar a más compañeros. Aparecieron otros 8 agentes, algo desproporcionado para la situación, generando así todavía más tensión y miedo sobre los más pequeños. Creemos que como agentes del orden público su responsabilidad en esta situación es muy grande y, al contrario de lo que hicieron, deberían ayudar a minimizar la tensión, el miedo y la angustia que estamos viviendo estos días. Y sobre todo con unos menores que no son ni culpables ni responsables de esta situación, y sí están siendo víctimas de muchas de las decisiones que se están tomando sin contar para nada con sus necesidades y sentimientos.