Cualquier ciudadano como yo, de cualquier ciudad, de cualquier pueblo, observará todos los días que en las terrazas de todos los bares, sí de todos, la gran mayoría de las personas permanecen de forma continuada sin mascarilla.La norma es muy clara: hay que estar siempre con la mascarilla bien colocada excepto en el preciso momento de ingerir el alimento o bebida. Pues bien, en ningún momento, ni un solo día, a lo largo de estos meses, he observado que ni la Policía ni los responsables de los bares, ni los camareros, hayan llamado la atención a estos infractores, sentados a una distancia entre ellos de 30 o 40 cm, continuamente hablando, gritando, riendo€ exhalan aerosoles a millones que pululan durante largo tiempo muchos metros a la redonda.Si tenemos en cuenta la afluencia de público que acude diariamente a las terrazas sin usar las mascarillas correctamente, me atrevería a decir que, sólo en Navarra, tenemos miles de focos de contagio a los que nadie hace el menor caso: ni la autoridad sanitaria, ni la autoridad policial, ni los hosteleros€ que tanto se quejan.