Lo siento por vosotros, turcos de Turquía, pero tenéis un presidente que no os merecéis. Lo habéis elegido (no vamos a entrar en más detalles), pero hay que examinarlo con lupa. No soy quién para aconsejar nada, pero vuestro país y su gente son mucho más elegantes que Erdogan el presidente.Un país tan hermoso, variado, fusión de culturas, pueblos y tolerante, un gigante tierno (pasea por Constantinopla-Estambul), no merece un tipo tan basto y cruel como ese. Ni imitar a los sátrapas (Persia) lo hace bien. Es de esos mandatarios que creen que el mundo gira alrededor de él. Se le nota que hace las cosas sin amor. Nuestros flojos mandatarios europeos, aunque los desprecia (sobr todo si son mujeres), le rinden pleitesía y lo forran de miles de millones de nuestros euros para que no deje entrar a los emigrantes en Europa y los retenga como perros en un moridero de pobres. Europa lo paga caro, cada vez mucho más caro. La hermosura planetaria de Bizancio-Estambul (dulzura sabia) se convierte en un sitio bueno para no ser feliz.