Como agentes y promotoras de Igualdad queremos hacer reflexionar sobre un obstáculo que nos impide avanzar personalmente, profesionalmente y que afecta a la sociedad en el camino hacia la igualdad de las personas. El día 13 de abril de 2021 tuvo lugar el examen de acceso al puesto de Promotora de Igualdad del Ayuntamiento de Estella-Lizarra. La formación mínima específica y requerida para optar a este puesto era de "Formación Profesional de Grado Superior o equivalente, y que figuren en la ocupación como Promotor/a de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres o en general como Agente de Igualdad". Debido a la ambigüedad que nos causó que los únicos criterios fuesen los mencionados, preguntamos en el Servicio Navarro de Empleo. Efectivamente, para optar a un puesto como Agente de Igualdad y/o Promotora de Igualdad de Género, nos explicaron que solamente se requiere una Formación Profesional de grado superior o equivalente, sin necesidad de tener estudios específicos de género. Esto nos parece una falta de respeto a todas las personas que están perfectamente cualificadas con estudios específicos (Grado Superior de Promoción de Igualdad de Género, grado universitario de Estudios de Género, másteres, cursos, títulos propios y un largo etcétera) para poder desempeñar esta labor. Es injusto que alguien especializado en una materia tenga que competir con alguien que no lo está. Aparte de esta injusticia hacia las técnicas y agentes de igualdad, es importante ser conscientes de lo que esto conlleva; desvaloriza tanto la labor profesional, como la importancia y la necesidad de la misma en una sociedad como en la que vivimos, donde la desigualdad de género es mortal. Nunca se nos ocurriría desvalorizar o poner en duda la formación y la labor que desarrolla una cardióloga o un economista, por ejemplo. Una entidad pública, como es el Ayuntamiento en este caso, representativo del pueblo, tiene la responsabilidad de actuar de manera ética y velar por los derechos y las oportunidades de los y las ciudadanas. En representación de la comunidad de profesionales en materia de Igualdad, hacemos público nuestro descontento y decepción para invitar a la reflexión sobre la desvalorización hacia esta profesión y la importancia que tiene en la sociedad y en las políticas de igualdad, considerando el riesgo que puede suponer que una persona no cualificada tenga esta responsabilidad. Esperamos que esto sirva para poner en valor todas las profesiones.