omo sucede con la historia de cualquier sociedad, la de Rusia está llena de luces y sombras. Pero una de sus peculiaridades reside en los sucesivos fracasos que se han producido aquí para establecer un estado democrático.

Quienes deseaban una monarquía constitucional vieron frustradas sus esperanzas tras la derrota de la revuelta decembrista ya el año 1825. La abolición de la servidumbre no llegó hasta 1861. Los liberales que trabajaron por una apertura del sistema lograron muy pocos avances durante cerca de un siglo. La Revolución de Febrero de 1917, que intentó consolidar un sistema multipartidista, se produjo en el marco de la Primera Guerra Mundial y la miseria generalizada. En cuanto a la Revolución de Octubre de aquel año, suscitó las esperanzas de muchas personas de todo el mundo,que soñaban con una sociedad sin pobres ni ricos. Pero la dictadura soviética constituyó un inmenso fracaso. Junto a todo ello hay también experiencias históricas que son recordadas con orgullo, como la heroica lucha contra el nazismo durante la II Guerra Mundial.

Con la caída de la URSS, durante cierto tiempo pareció que Rusia sería capaz de dotarse de unas instituciones democráticas. Superando muchas dificultades, lo hicieron varios estados que habían formado el bloque soviético. También algunos de los que habían integrado la propia URSS, como las tres repúblicas bálticas.

Pero, una vez más, no así Rusia. Aunque la puerta quedó un poco entreabierta. Hay una cierta apariencia de democracia. Existen los partidos políticos y se celebran elecciones (aunque estén amañadas). Es algo no alcanzado, por ejemplo, en dictaduras como la República Popular China o las monarquías absolutas de Oriente Medio.

Todo ese inmenso legado de dolor que deriva de la historia rusa parece haber dejado un poso de apatía y fatalismo, generado por el escaso valor de la vida humana. A ello se le une el fuerte sentimiento gregario. Parece como si el pueblo fuera un inmenso rebaño necesitado de un pastor que lo guíe. Iván el Terrible, Pedro el Grandre, Catalina II, Lenin, Stalin o Putin quedan encajados en ese modelo. Incluso ahora, cuando deberíamos de ver a muchas personas que realizaran su aportación para lograr la libertad, algunos destacan la figura de un solo líder opositor. De seguir por esta vía, será el germen de futuros problemas.

Además, esos sucesivos fracasos nos influyen a todos. Uno de los episodios más trágicos de la política del actual gobierno ruso ha sido el de Siria. Aquí la comunidad internacional, tras derrotar al califato islámico, debería de haber intentado sentar las bases de una democracia para que los sirios gestionaran su país. En lugar de eso, prolongando la guerra durante años, Putin apoyó a un cruel dictador que había sucedido en el cargo a su padre.

Pero no han sido los únicos que han tenido fracasos. En España, sin ir más lejos, los esfuerzos liberalizadores comenzaron con la Constitución de 1812 (marcada, al igual que en Rusia, por la reacción frente a la invasión napoleónica) y el proceso no culminó hasta la aprobación de la Constitución de 1978. Desde entonces, con sus aspectos positivos y negativos, vivimos en una democracia consolidada.

Para bien o para mal, en el resto de Europa siempre hemos estado pendientes de Rusia. Compartimos una mayor herencia cultural. También ellos tendrían derecho a utilizar nuestra bandera azul con estrellas doradas.

En la tradición rusa abunda una estética que subyuga tanto dentro como fuera del país. Es ésa que muestra su maravillosa música popular, además de la que compusieron Tchaikovsky, Shostakovich o Shatrov. La que puede ser admirada en las pinturas de Repin, Kustódiev o Roerich. O la descrita en las obras de Pushkin, León Tolstói, Chéjov, Gorki, Ajmátova, Nabókov y otros muchos que, desde sus fértiles contradicciones, nos describen los pliegues del alma humana. Además de ello, siempre ha habido en Rusia personas sensibles, amantes de la libertad y dispuestas a trabajar por su país. Tal vez algún día logren, también en esta área, la admiración del resto del mundo.

Ahora, el avance del cambio climático nos pone a todo el planeta en una situación cada vez más difícil. Es de desear que en la gran Rusia la libertad gane posiciones y se unan a la tarea común.