Que la libertad no es hacer lo que te dé la gana a los de mi generación nos lo enseñaban ya desde la EGB. Más tarde, durante el bachillerato, los educadores (antes de la denigrante y progresiva desautorización de los cuerpos de enseñanza todos los profesores lo eran también) se encargaban de reforzar esta idea, y uno salía del instituto con la convicción de que disfrutar de nuestros derechos implica asumir ciertas obligaciones y responsabilidades hacia los demás. Esa forma salvaje, asilvestrada, de libertad, se corresponde más con una ignorante, arrogante e irresponsable rebeldía adolescente que con la actitud adulta de quien pretende vivir en paz, respeto y concordia dentro de una sociedad desarrollada. Vivir en comunidad implica asumir y cumplir ciertas pautas y normas. En la durísima situación actual (en ninguna, en realidad) hacer lo que te dé la gana no es libertad sino irresponsabilidad, incivismo y pura y simple estupidez.