La sombra es un palabra sugestiva. Se han escrito libros y versos, hecho películas sobre ese fondo. La sombra de un árbol, la sombra de la luna. Es la espalda o el lateral de la luz, del calor. Si hace buena temperatura es la felicidad, y más si hace calor. La sombra, junto al rumor del agua, es la sinfonía del tiempo. Merece la pena dejarlo pasar y gastarlo como si no hubiera más. Es muy frágil. El viento la puede convertir en mala, en mala sombra, y entonces ya estamos hablando de lo contrario, estamos hablando de mala gente, rencorosa y mala entraña. Lo contrario a la felicidad. Por eso, cuando se dan las condiciones hay que aprovecharla, porque es un aperitivo sibarita, un postre, una celebración.Momento mágico, personal e intransferible. No cuesta nada de dinero, es gratis, y si cierras los ojos ves lo que quieres ver, para despistar el temor de cada día, el acoso del tiempo y el ruido molesto de vivir. Puedes acariciar y oler con la mente el nácar y el coral, el ámbar y el ébano. Perfumes sensuales; y sentir que la meta está en el camino. La sombra es lo poco que nos queda libre de impuestos, de agobios de gente que molesta, que miente, que te utiliza para que le compres lo que sea. Puedes permitirte el lujo hasta de una serena tristeza, melancolía y hasta un leve suspiro, hasta lo que te dé el corazón. Si estás cerca del agua, mejor; pero que no sea cerca de arroyos o fuentes de agua triste. Y te convertirás en un oasis con pozos, palmeras y dátiles.