ste mes de junio confinaron 1º de Primaria de Hegoalde Ikastola, la clase de una de mis hijas. Y ella rápidamente me preguntó: ama, ¿entonces para qué llevamos la mascarilla si total nos confinan a todos? No supe contestar. Y ésta es una de las varias preguntas que nos hacemos a estas alturas de la pandemia.

Es un hecho, que lo que en la calle no sería contacto estrecho, dentro de la escuela sí es. O por lo menos se aplica el mismo protocolo de confinamiento. Y no entiendo por qué: se dice que el contacto estrecho es el que se da tras haber estado más de 15 minutos sin mascarilla y sin distancia de seguridad. En la escuela el contacto estrecho nunca se da, ya que si en algún sitio se cumplen bien los protocolos de seguridad es allí: gel a destajo y mascarilla pegada a la cara más de 5 horas, con la salvedad de los 5 minutos del almuerzo, ¡y gracias! Y con el corre corre acábate la fruta que es hora de ir al patio, claro, que como no pueden comer el almuerzo en el patio lo tienen que hacer en la clase. Un apunte también: en la hora de educación física por supuesto también llevan la mascarilla, quizá salgan en esta generación muchas y muchos alpinistas porque llevan todo el curso entrenando con niveles bajos de oxigeno.

El patio. No hay por donde cogerlo. Por una parte está delimitado para cada clase y muy respetado dicho límite, a estas alturas de curso ya ni se plantean juntarse con nadie. Y por otra parte, está al aire libre. ¿Cómo puede ser que no puedan almorzar en el patio? ¿Y cómo narices puede ser que tengan que llevar la dichosa mascarilla también ahí? Por 4 días escasos no se va a ver semejante panorama: ¡sin mascarilla en exteriores desde el día 26 y obligados en el patio de la escuela!

Quizá cuando el año pasado se redactaron los protocolos de actuación para Educación en este curso se desconocía el devenir de la pandemia, el desarrollo del curso, etcétera. Sin embargo, todas las medidas que en ese momento estaban implantadas para la sociedad han ido cambiando según ha ido evolucionando la situación, ha habido cierres, aperturas, terrazas sí, terrazas no, sólo convivientes..., y tanto cambio que ha sido difícil estar al día. En la escuela no ha cambiado nada. En septiembre se inició el curso en el escenario 2 por el estado de la pandemia en la comunidad y ningún protocolo ha cambiado en este tiempo, ninguna medida se ha relajado, nada. A pesar de que la situación epidemiológica conforme ha ido pasando el curso ha ido a mejor y ya a final del primer trimestre se comprobó que en las aulas los contagios eran mínimos. El Covid está siendo una fuerza mayor que justifica actuaciones que a estas alturas no proceden en Educación.

Siento que se ha dejado de lado a las niñas y niños durante este curso. Son las únicas personas que no han tenido cambios en su manera de encontrarse y compartir con los y las compañeras, no han visto relajarse en ningún momento las medidas, y a pesar de que se ha puesto de manifiesto la mínima incidencia de contagios en las aulas, han tenido que acatar los 10 días de encierro toda la clase, con lo que ello conlleva para ellos, ellas y sus familias.

Espero que el tiempo que resta hasta el inicio del nuevo curso sea un tiempo de reflexión en materia de adecuar los protocolos de actuación en Educación a la situación actual de la pandemia.

En la escuela el contacto estrecho nunca se da,

ya que si en algún sitio se cumplen bien los protocolos de

seguridad es allí