Hace escasos días, esta empresa publicaba una carta dirigida al ministro de Consumo sobre una de sus vacas, simulando hablar en primera persona y en referencia a sus condiciones de vida. Lacturale miente cuando le pide al ministro que les visite y pise tierra y no asfalto. Porque esto último es lo que uno se encuentra cuando visita las instalaciones de esta empresa, cerca del término municipal de Echeverri. Las protagonistas, las vacas, no están precisamente pastando en grandes extensiones de tierra o en amplios campos de hierba virgen. Por contra, estas vacas permanecen hacinadas sobre asfalto y sobre sus propias heces. Todo ello mientras son explotadas, obligándoles a parir un nuevo bebé, generando a su vez más leche, leche cuyo único dueño es el propio ternero, no el humano. Alimento que es robado,así como el propio ternero es separado de su madre para seguir produciendo. Una vaca que es explotada difícilmente estará ilusionada con ello como afirman en su carta, por ser obligada a producir mediante este tipo de maltrato.Entendemos que la finalidad de su carta es seguir vendiendo un cuento que cualquier niño de 5 años desmontaría fácilmente. Aunque también puede ocurrir que nos quieran tomar por ignorantes, incapaces de averiguar la verdadera procedencia de los diferentes alimentos y por ende, perpetuar este negocio de un maltrato y una explotación innecesarios.Confunden a la opinión pública al pretender comparar el funcionamiento de la propia naturaleza con los intereses del negocio dentro de la industria láctea. Es pura demagogia hablar de bienestar animal, teniendo en cuenta que este certificado lo compra la empresa con fines exclusivamente comerciales, lejos de preocuparse de un verdadero bienestar animal o medioambiental.

*El autor es Presidente y miembro de Libertad Animal Navarra