Me referiré a los límites del hombre en los deportes, y también al de ellas, ya que en algunas modalidades nos tutean. Han sido varios los récords que se han batido en estos juegos de Tokio, llamando poderosamente la atención el conseguido en 400 metros vallas por el atleta noruego Karsten Warholm, al conseguir bajar de los 46 segundos, y batir así su propia marca mundial, un hecho sin precedentes, que costará superar. Con una temperatura de 38º y una humedad del 80% lo hacen todavía más inverosímil. Hemos de felicitar a todos los deportistas que han participado en estos juegos, que tanto se han hecho esperar, debido a la pandemia. Japón, su país anfitrión, nos ha enseñado a decir gracias, arigató, leíamos en sus paneles el día de la clausura, cuando realmente había que darles las gracias a ellos, por lo bien que han organizado estos juegos, y es que un país, que es capaz de homenajear a un empresario cuando monta una industria, resulta normal que sepa siempre superarse a sí mismo. Al imperio del Sol Naciente, arigató.