as elecciones en Castilla y León se miraban con recelo desde todas partes: Andalucía, Navarra..., en un escenario tan inestable parece que nos han dejado claro que hay quienes buscan el interés rápido y tratan jugadas de este tipo. Pero no solo se piensa así por Génova 13, en Ferraz también. La aprobación de la reforma laboral ha evidenciado una realidad que hace tiempo se denunciaba, Agostazo (Navarra), Marzazo (Navarra 2), Enerazo (Estella) y ahora volvemos a sumar otro más: Febrerazo en Pamplona, donde el PSN volvió a vender esta tierra por intereses de otros sitios.

Llevamos semanas sabiendo de la situación del Ayuntamiento de Pamplona por los comentarios xenófobos que vienen de su alcalde. No ha habido rectificación, lo que llevó a los grupos municipales a presentar sendas reprobaciones contra el alcalde de Pamplona. Y no debería ser un tema menor, nos queda a todos claro que esos comentarios vienen azuzados por el miedo de UPN a una subida de Vox. Esto debería ser intolerable, y así se llegó a presentar reprobaciones, pero resulta más triste aún descubrir que el PSN mercadea con la tolerancia al racismo, y sobre todo vuelve a mercadear con Pamplona, donde hace unos días decían que la situación era muy grave, que esas palabras eran intolerables, que se les habían quitado las ganas de pactar con UPN por unos supuestos graves incumplimientos, pero que resulta que con una llamada de Madrid se purifican todos los pecados, el PSN vende Pamplona por dos votos (que luego ni estaban), y se conforma de nuevo el pacto UPN-PSN, del que no dicen los detalles.

Al margen de ello, estamos ante un hecho gravísimo contra nuestra democracia, queda patente que a algunos no les importan los principios, no importa la palabra dada los vecinos, importan los acuerdos oscuros y de despacho. Si los dos diputados de UPN hubieran apoyado la reforma laboral entonces todo sería maravilloso en el Ayuntamiento de Pamplona y esos comentarios xenófobos, que todos deberían rechazar, resulta que carecerían de importancia para el PSN, quizá hasta nos dirían que les parecen comentarios jocosos que los demás no hemos entendido bien.

¿Es negociable la tolerancia al racismo? ¿Es negociable la tolerancia a la xenofobia? ¿Es negociable el incumplimientos de acuerdos? ¿Son negociables las derivas autoritarias? ¿Es tolerable anteponer intereses partidistas al de los ciudadanos?

El aviso importante de estos días: el olvido institucional, las promesas incumplidas (Carta de Capitalidad, nuevo centro de salud, el Parador de Turismo, la ciudad deportiva...) y el mercadeo de nuestros pueblos por intereses partidistas sencillamente no gusta. En Navarra, Pamplona y Estella nos ha tocado ya varias veces. Por eso nosotros pusimos primero Estella frente a nuestros intereses personales. Por eso, Por Estella seguimos trabajamos.

El autor es portavoz Por Estella