La irrupción de la pandemia sanitaria ha implementado el estigma de la incertidumbre y la incredulidad en una sociedad inmersa en la cultura del Estado de Bienestar del mundo occidental, derivando posteriormente en un shock traumático al constatarse las limitaciones de unas vacunas no esterilizantes que no evitan el contagio. En consecuencia, los ciudadanos occidentales se han visto inmersos en la vacunación vitalicia al tiempo que controlados por el pasaporte covid para lograr una sociedad plegada a los dictados de los monopolios farmacéuticos de Pfizer y Moderna, quedando los sectores refractarios a los dictados sanitarios marginados de los circuitos habituales del trabajo, la cultura y el ocio.Sin embargo, gracias a la interactividad que proporcionan las redes sociales de Internet (el llamado sexto poder que enlaza y ayuda a la formación de las identidades modernas), se estaría rompiendo el endémico aislamiento y pasividad del individuo sumiso y acrítico de las sociedades occidentales (hombre unidimensional) y estaría ya surgiendo un nuevo individuo. El nuevo individuo multidimensional está reafirmado en una sólida conciencia crítica, sustentado en valores caídos en desuso pero presentes en nuestro código atávico como la defensa de la sacrosanta libertad individual, la solidaridad y la indignación colectiva ante la dictadura de las multinacionales farmacéuticas, y estará dispuesto a quebrantar las normas y las leyes impuestas por el sistema dominante (dictadura sanitaria). Asimismo, dicho individuo estaría provocando un tsunami popular de denuncia del actual déficit democrático, social y de valores bajo el lema prohibido prohibir, y aunado con las revueltas sociales para protestar por la carestía de la vida podría instaurar un caos constructivo que termine por diluir el opiáceo inhibidor de la conciencia crítica y que podría desembocar en un nuevo Mayo del 68.

*Analista