Hoy en día se escuchan muchas quejas e inconformidades, que si no me gusta esto, que si lo otro... Y yo me pregunto: ¿en qué momento nos hemos parado a pensar y a dar gracias? ¿Cuánto agradecemos realmente el trabajo que los demás hacen por nosotros? La verdad es que es complicado parar un minuto para pensar y agradecer a aquellas personas que solo quieren nuestro bien. Como por ejemplo, los médicos, que a pesar de tener siempre mucho trabajo intentan atenderte a la hora establecida, y al mismo tiempo procuran que te sientas cómoda mientras te atienden.

¿Cuántas veces hemos dado gracias por esto? O por ejemplo, las profesoras y los profesores, a los que muchas veces vemos como personas que su trabajo no tiene mucha importancia, porque, supuestamente, solo tienen que ir al colegio a dar la clase y en sus casas corrigen exámenes, si los tienen. Pero, ¿cuántas veces hemos pensado en el trabajo que tienen en sus casas? No es que tengan más o menos trabajo que nosotros, los estudiantes, sino que hacen cosas totalmente distintas. Preparan clases, corrigen, algunas hacen apuntes para sus alumnas, y así con todas las clases a las que dan, que no son pocas. Por estos motivos, ¿por qué no dejamos de quejarnos por lo que nos parece mal y empezamos a agradecer el esfuerzo y trabajo de aquellas personas que se dedican a intentar mejorar nuestras vidas? ¿No es mejor dar gracias y guardarnos esas quejas o rencores para nosotros mismos? Así que, por favor, dejemos de quejarnos por casi todo lo que nos rodea y empecemos a agradecer y apreciar lo que tenemos.

*La autora es alumna de 4ºESO del Colegio Irabia-Izaga