a sabemos que esta fecha la propuso la Asamblea General de las Naciones Unidas a iniciativa de la UNESCO, con la idea de "fomentar la libertad de prensa en el mundo". Se quería, y aún se sigue poniendo de manifiesto, reconocer que la prensa debe ser libre, pluralista e independiente, valores esenciales para cualquier sociedad democrática. Pero fue la Declaración de Windhoek en Namibia la que originó con su manifiesto establecer esta fecha para su celebración.

¿Pero estamos seguros que se cumplen estos requisitos de libre, pluralista e independiente, en la prensa en general, y, según dónde estemos viviendo?

Por prensa libre debemos entender que es el fin de la libertad que se ampara en la facultad y derecho de las personas a elegir de manera responsable su propia forma de actuar dentro de una sociedad. Es decir, la prensa libre actúa sin estar sometida a la voluntad de otro u otros.

Por prensa pluralista debe entenderse la supresión de los monopolios de toda clase y la existencia del mayor número posible de diarios, revistas, radios y tv y otras publicaciones periódicas, también digitales, que reflejen la más amplia gama posible de opiniones dentro de la comunidad.

Por prensa independiente debe entenderse una prensa sobre la cual los poderes públicos no ejerzan ni dominio político o económico, ni control sobre los materiales y la infraestructura necesarios para la producción y difusión de diarios, revistas y otras publicaciones periódicas.

Sin embargo, dicho esto, las dudas de muchos lectores, oyentes y videntes se constatan cada día al ver las noticias. Ya no solo se duda de la veracidad de las noticias sino de la supuesta manipulación, de la interpretación, de la inclinación hacia un lado u otro de la política, del interés comercial, del económico...

Un problema crucial para la prensa que debe esclarecer con urgencia porque hace más de treinta años ya se dejó constancia de esto mismo. Los conceptos y valores de la libertad de prensa debían recuperarse y se recogieron en la Declaración de Windhoek, en Namibia, el 3 de mayo de 1991, que es el fundamento para que esta fuera la fecha clave de la celebración de hoy. Y aunque este manifiesto se concretara en este país africano el precepto que se quería seguir manteniendo no era otro que el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que dice lo siguiente: "el establecimiento, mantenimiento y fortalecimiento de una prensa independiente, pluralista, y libre son indispensables para el desarrollo y mantenimiento de la democracia en un país, así como para el desarrollo económico".

Cada año la UNESCO conmemora esta fecha, rindiendo tributo de esta manera a los numerosos periodistas alrededor del mundo que por decisión profesional ponen en peligro sus vidas en el esfuerzo de informar a sus sociedades y de promover el libre flujo de la información. Si cabe este año, en Europa, con una invasión en Ucrania por parte de Rusia, vemos más cerca y de manera más directa las consecuencias peligrosas y trágicas de informar. Los asesinatos de periodistas, las detenciones de los mismos, sus secuestros están presentes en el día a día. Y ahora, además, la FIP, Federación Internacional de Prensa, quiere subrayar la gravedad de la vigilancia y espionaje de periodistas y en cómo se utiliza esta práctica para intimidar y silenciar a trabajadores/as de los medios de comunicación.

Es momento de reflexionar, sobre la libertad de prensa, y de cambiar los temas que atañen al periodismo, información, comunicación, redes sociales... Se dice que todo está inventado ya y no es así. Volvemos a tener poca memoria, a encontrarnos con el olvido. Asuntos como: "Los medios de difusión como impulsores del cambio", "Medios de comunicación y los gobiernos", "Cómo los medios pueden concienciar para evitar el cambio climático", "Quién decide cuándo y cuánto se informa" o "Los medios de comunicación y los conflictos armados" o "los medios ante el terrorismo mundial, trata de menores, mafias" son temas que se debaten habitualmente pero o se olvidan pronto o simplemente, interesan otras cuestiones más.

Parece mentira pero aún seguimos luchando en España por un estatuto profesional del periodista, por un Consejo General de los Colegios Profesionales del Periodista, por garantizar la viabilidad económica de los medios de comunicación, establecer los mecanismos necesarios para garantizar la transparencia de las empresas de Internet o la mejora de las capacidades de alfabetización mediática que permitan a la gente reconocer y valorar, así como defender y exigir, al periodismo como parte fundamental de la información como un bien común.

El autor es presidente de la Asociación de Periodistas de Navarra y vicedecano del Colegio Navarro de Periodistas/Nafarroako Kazetarien Elkargoa