Soy lectora diaria de este periódico. Su firma la relaciono con los artículos de opinión que usted publica en este medio y que ya no los leo. El día 27 de julio en La Carta del Día apareció un escrito suyo cuyo título me llamó mucho la atención. Lo leí hasta tres veces porque me pareció un tanto revoltijo. Nos hace saber que es un amante del rock, también que está en contra de la dispersión de las personas presas, pero la alcaldía de su pueblo permitió la celebración del Hatortxu con miles de jóvenes disfrutando. De ahí pasamos a la pandemia. Repito literal su escrito: "Se contagiarán por decenas o centenares, probablemente ellos con síntomas muy leves, pero irán a sus casas y contagiarán tanto a sus padres como a sus abuelos. Si son mayores de 65 años algunos lo pasarán mal, otros ingresarán incluso en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y algunos morirán por efecto de esas horas de rock y fiesta. ¿No ha oído hablar de los conciertos multitudinarios del Pabellón Arena? ¿Y de los extraordinarios conciertos en Sanfermines en la plaza de los Fueros donde acudimos a cientos para disfrutarlos? Según usted, ¿tendría que haberlos prohibido el alcalde para evitar propagar la pandemia? Termina su escrito insultando a nuestros dirigentes llamándoles insensatos, irresponsables y cobardes. ¡Qué poco respeto por su parte! Le recuerdo que están ahí porque les hemos votado. Muy pronto tendremos nuevas elecciones, le invito a usted a que se presente como alcalde de su pueblo, como presidente al Gobierno de Navarra, como senador en Madrid, etcétera. Si consigue salir electo, seguro que arreglará el desbordado problema que tiene el centro de salud de su pueblo, Villava. Termino diciéndole que unos cuantos sobrinos míos estuvieron en el Hatortxu, lo disfrutaron muchísimo y no trajeron ningún virus a la familia.