Asistimos con gran ilusión, a pesar del bochorno y el calor, al primer partido de liga de nuestro Osasuna. Menos mal que vimos muy buen juego y ganamos pero qué desastre organizativo de previsión ante la ola de calor. Se agotó enseguida el agua en los bares del estadio que además la cobraban a doblón. Muy mal dispositivo de evacuación de las personas que sufrían golpes de calor por la mala organización del estadio, no así por la ingente actuación de la Cruz Roja. El estadio del Sadar ha recibido un premio. No sé si después de lo sufrido ayer no es mejor dejar en suspenso dicho galardón hasta que no se proyecte un buen plan de evacuación y asistencia en situaciones complicadas. ¡Y en plena ola de calor! Señores directivos, pagamos un dinero para recibir mejor trato.