La Iglesia Católica ha elegido pedir perdón como terapia por las múltiples traiciones a lo largo de su tenebrosa historia. Por sus aventuras militaristas ocultas tras la doctrina de los Evangelios, colaboración con el nazismo con la encíclica Mit Brenneder Sorge o la ignorancia voluntaria del drama del Endlösung del pueblo judío o la colaboración con el fascismo de Musolini. Por la alianza con el golpista Franco para derrocar la república por las armas y la colaboración a lo largo de la dictadura. Ahora Francisco pide perdón a los pueblos nativos por el trato imperialista y la masacre de sus niños en Canadá. La izquierda abertzale ha reconocido que su colaboración con la violencia de ETA no debió producirse, ha pedido perdón a todas las víctimas, decidiendo disolverse y entregar las armas por el dolor injustamente causado. Lecciones como esas hacen que se reconcilien los pueblos. En cambio, se está aún a la espera de que el pueblo norteamericano se disculpe ante los pueblos nativos que ha masacrado y hecho desaparecer. Todavía el ejército español tiene pendiente disculparse por derribar por las armas la República legalmente constituida. También tiene aún que pedir perdón por el genocidio perpetrado en el descubrimiento de América sobre los pueblos nativos. EEUU debe explicar sus aventuras en Chile de Allende. Las invasiones de Corea y Vietnam, por el bloqueo naval a Cuba o por la base-prisión de Guantánamo. Putin debería reconocer que la invasión de Ucrania constituye acto de guerra, por tanto, ilegal sin justificación que la legitime, aunque se origina porque la OTAN ha instalando misiles en las fronteras de Rusia, lo que constituye una provocación en la que participa España enviando armas ofensivas con riesgo de confrontación nuclear. Esta dinámica de confrontación de potencias militares tratando de extender sus dominios por medios violentos aparenta ser un juego arriesgado de equilibrios aunque restan gravedad a los enfrentamientos, pero "a riesgo de aniquilación nuclear", según advirtió la ONU, lo que supondría una ironía macabra al tratar de vencer, pues en estos juegos no hay vencedores, solo perdedores. Como cita la Biblia: ¿habrá al menos alguien sensato que predique el perdón como medio para seguir existiendo? Señores de la guerra: Biden, Putin, Bolsonaro, Sánchez, Margarita Robles, Zelenski y gente de armas: pidan perdón, es un clamor de la humanidad.