Apostó, por tercer año consecutivo, que en el presente, la odiosa covid-19 volvería a impedirnos celebrar las fiestas patronales, pero afirma convincente que correrá de su cuenta la primera de otras tantas cenas que habrán de disfrutar junto a toda su cuadrilla. ¡No hay mal que por bien no venga! Acontecerá este año además una novedad, pues en las fechas en que concluyan, en años anteriores, hubieran dado comienzo. Aquel ya lejano año 2020 adquirió todas las prendas que iba a enguerar durante las fiestas, su pañuelico rojo al cuello, sus camisas y pantalones blancos, su imprescindible faja, a juego con aquel, incluso decidió usar por vez primera las tradicionales alpargatas blancas con lazos rojos. De lo que no está tan seguro es, si tras lo acontecido este último año, recién estrenada su ansiada jubilación, todas esas prendas le servirán, teniendo en cuenta que a cierta edad el cuerpo sufre ligeras pero notables transformaciones; está impaciente por comprobar si también aguantará esas dos horas de charanga en las que participará junto con el pagador de la apuesta que goza de su misma edad, y si debe renovar o adaptar las prendas se renuevan o se adaptan. ¡No hay mal que por bien no venga! Si sufrimos aquel año de 2020, aquello de... otro año será, podemos decir ahora que este año sí será, que para eso viven y desean que vivan las fiestas. Felices fiestas.