Estamos en un momento en el que algunas maneras de vivir parecen incompatibles, en el que la convivencia es un elemento en peligro de extinción, en el que la política se ha convertido en un campo de batalla carente de mesura, de argumentos y de verdades, que son sustituidas por titulares llamativos, medias verdades o directamente mentiras y soflamas.

Tenemos claro que desde el resentimiento y el odio es difícil, si no imposible, construir nada positivo para la sociedad. Sin embargo, en la política hay quienes alimentan el odio, el frentismo, el conflicto como manera de vivir y quizá de sobrevivir políticamente. No son fenómenos extraños o lejanos, no hablamos solo de Ayuso. Lo que más nos preocupa es que se están convirtiendo en el modus operandi de actores de la política local tudelana. “La izquierda es triste”, “votan en contra de mejorar la ciudad”, “están en contra del progreso” o “no hicieron nada en su legislatura”… son algunas frases de quien debería ser el alcalde de todas y todos los tudelanos, pero que solamente ejerce para quienes son de su cuerda.

Pero no nos engañemos, esta estrategia está más que testada. La antipolítica, los personalismos y la trumpización del día a día benefician a los populistas, a los dirigentes como Ayuso o Toquero que se invisten en diferentes banderas y proclamas para esconder su objetivo personal de ascenso en la escala de poder de sus respectivos partidos.

Sin embargo, la pelota no está en su tejado sino en de las demás. Está en recuperar la ilusión por construir una ciudad para todas las personas, una ciudad inclusiva, en donde la libre reflexión y la libertad de expresión y debate sean la nota predominante, frente a la exclusión, la censura, el revanchismo o el insulto permanente. Debemos tomar la alegría como acción de gobierno. Pretenden robarnos los conceptos, los símbolos y las tradiciones y utilizarlos como arma arrojadiza, en vez de hacerlo como lugar de encuentro. ¡Queremos libertad!, sí, esa libertad que significa que todas las personas pueden disfrutar de sus derechos fundamentales (educación, vivienda, sanidad, cuidados…) para tener una vida digna. En la que cada uno pueda elegir lo que desee pero en la que todos puedan elegirlo.

Seremos opción de gobierno si hacemos de nuestro horizonte para Tudela un horizonte colectivo, compartido por cuantas más personas mejor, las que nos voten y las que no, un horizonte co-creado por los vecinos y las vecinas, recuperando la calle, recuperando los foros de participación, recuperando un, bien entendido, orgullo de ser o vivir en Tudela.

Vamos a trabajarlo con una sonrisa, con el valor de la inteligencia colectiva, que siempre es más potente que la individual e individualista.

*Los autores escriben en nombre del Colectivo de Independientes de Tudela.