Una vez superada la pandemia, que ha supuesto un desgaste físico y emocional para la mayoría de los sanitarios que han estado a la vanguardia de esta lucha, es hora de recuperar la estabilidad en este colectivo tan afectado por la situación vivida y que se merecen todo el reconocimiento de la sociedad.

Pero parece ser que en determinadas administraciones, que por cierto algunas de ellas mantienen una competición para ver quién rebaja más los impuestos, no están por la labor de recomponer los deterioros que la citada situación ha dejado en nuestro sistema sanitario.

En lo que a Navarra se refiere, la situación no parece que se haya desmadrado y las protestas se mantienen en unos parámetros lógicos de momento, lejos de las situaciones que se están dando en otras comunidades.

Sin embargo, y sobre todo, en algunos medios estatales cada vez que hacen un análisis de la situación por regiones, meten a Navarra en el saco de las reivindicaciones, basándose en el siguiente comunicado.

El Sindicato Médico de Navarra ha convocado una nueva huelga indefinida, a partir de febrero del año que viene, ante el “deterioro inaceptable” de la sanidad en la Comunidad foral y la “ineptitud” del Gobierno de Navarra.

La verdad es que como ciudadano de a pie preocupado por otros temas, ignoraba si los médicos navarros disponían de un sindicato gremial, lo mismo que no tengo idea, ni me preocupa, si los fontaneros, arquitectos o sexadores de pollos tienen el suyo.

Mi idea de un sindicato gremial es la de una organización dedicada a defender a sus afiliados y a procurar mejorar en lo posible el desarrollo de su actividad y emolumentos, con prioridad sobre las ideologías que puedan tener sus componentes.

Me entere de su existencia el 2 de junio de 2018 a partir de una convocatoria de manifestación por las calles de Pamplona para combatir la promoción del euskera en nuestra comunidad. Esta manifa estaba convocada por lo más granado del facherío foral. Si no recuerdo mal, estaban la asociación cultural doble V, Desolvidar, Vecinos por la paz de Berriozar, Pepe Alfaro, Pachi Mendiburu y algunos figuras más.

Rápidamente la apoyaron partidos políticos y organizaciones que trabajan sin descanso para convertir el euskera en algo folklórico y residual en nuestra comunidad, pero me dejó perplejo el apoyo ¡¡¡del sindicato médico!!!. Un sindicato gremial que no se explica qué pintaban en una manifa enfocada a eliminar de Navarra el mayor de los tesoros culturales de la región en la que ejercen su profesión. Para justificarse, entre otras apreciaciones sueltan lo siguiente:

El Sindicato Médico de Navarra no puede permitir que el euskera sea utilizado como herramienta de discriminación por parte del Gobierno de Navarra en materia de Sanidad, tal y como se ha estado haciendo con anteriores disposiciones normativas en la actual legislatura.

Creemos que la consecuencia de la actual política lingüística puede tener repercusiones muy negativas en la sanidad navarra, ya de por sí maltrecha por la desatención de nuestros gobernantes actuales. Toma ya.

Más recientemente habéis presentado recursos a la Ley foral del euskera, en los que pretendéis eliminar por desproporcionada la valoración del euskera en la zona vascofona de Navarra, aludiendo al principio de igualdad.

Me vais a permitir que os demuestre mi solidaridad como profesionales de la medicina, de la misma forma que denuncie vuestra actitud en contra de nuestra lengua primigenia, porque hay otras formas para respetar el principio de igualdad, pero no creo que en el sindicato hayáis puesto en marcha los mecanismos para dotar a vuestros afiliados del conocimiento del euskera.

Si ahora os queréis subir a la ola de manifestaciones de la sanidad a nivel estatal, me parece muy bien, pero creo que vuestra actitud en contra de nuestra lengua puede embarrar vuestras justas reivindicaciones profesionales.