Ayer estuve haciendo unas gestiones a pie por el Segundo Ensanche. Al ir a cruzar la calle Paulino Caballero por un paso peatonal y, a pesar del ruido, oí un sonido conocido, como de frenos de una bicicleta. 

Giré la cabeza hacia mi izquierda y crucé la mirada con Miguel Induráin. Mientras crucé le sonreí y también agradecí con la cabeza. 

Felicitarte Miguelón por tu civismo en estos días desconcertantes que vivimos, a veces, el y la peatón. 

Eskerrik asko Miguelo Indurain!