En lo que llevamos transcurrido de año, en nuestro país los incendios han afectado a más de 41.500 hectáreas. Estos datos han sido facilitados por el Programa de Observación de la Tierra de la UE. No se trata en qué época del año nos encontramos para dar comienzo este luctuosos acontecimiento. Se han producido a finales de invierno y comienzo de primavera en distintos puntos geográficos nacionales. Galicia, Asturias, Cantabria, León, Castellón y Teruel han visto cómo se quemaban miles de metros cuadrados. En el Informe de la ONU del pasado mes de febrero, exhortó a los gobiernos a replantearse el gasto en incendios forestales, recomendando que destinen: 45% del presupuesto a la prevención, 35% a la lucha contra los incendios, y el 20% a la recuperación de la superficie quemada. El organismo internacional estima que el cambio climático, unido a los bruscos patrones del uso de la tierra, van a ser los factores que pueden significar más incendios en amplias zonas del planeta. Estamos en puertas de un fuerte incremento de las temperaturas al final de la Semana Santa, según la AEMET. A su vez, la corriente del Niño va a llegar, incrementando la temperatura de la superficie del océano; las temperaturas de la pasada primavera y verano marcaron registros históricos. Estos factores, sin duda, pueden incrementar el riesgo de más incendios en las zonas forestales; el año pasado España encabezó la lista de países europeos con más de 245.000 hectáreas quemadas y 660.000 en el conjunto del viejo continente. Este tema sin duda requiere de nuevas políticas a nivel mundial, porque a fin de cuentas, ya sea por el clima, o por el Niño, ambos no entienden de divisiones administrativas ni de gobiernos. Una vez más, aumentan los problemas en la casa común denominada planeta Tierra, con vecinos representados en países que no se ponen de acuerdo en mantener y hacer sostenible este edificio.