El ruido que no cesa. Ruidos vecinales, el volumen de las televisiones, aparatos de música, tráfico. Ruidos del ocio, sobre todo nocturno, alguna bajera, fiestas en pisos, actividades industriales... En su día pensamos que con buena información y concienciando a la gente de los efectos del ruido sobre la salud; con los avisos de la OMS, de la Sociedad Española de Acústica, de la Politécnica y demás foros ciudadanos de sus efectos sobre el sistema nervioso, la irritabilidad, la depresión, ansiedad, fatiga... Con lo que nosotros añadimos: que por el mero hecho de saber que no podrás dormir ya te amarga el día, y la noche siguiente, y la siguiente... Bien, pensamos que con todo eso y buena receptividad por parte de las autoridades municipales, que son las competentes en la materia, tendríamos el trabajo casi hecho. Pues va a ser que no. Rien du rien. Hoy en todas las ciudades con problemas de ruido, -en la práctica lo son todas- hay organizaciones ciudadanas, apoyadas en una sociedad empática en teoría, exigiendo una calidad de vida con el ruido como primer elemento contaminante.

Sin embargo, el ruido no cesa. Así que si la buena información y la concienciación activista no basta, el fallo apunta directamente a la actitud de los ayuntamientos, terreno resbaladizo donde los haya. Y es en el ocio nocturno, a menudo centrado en el Casco Viejo pamplonés y, en general, en los cascos históricos de las ciudades, donde mejor se aprecia esa falla, esa contradicción en la actitud municipal: da la razón a los vecinos durante el día y adopta una actitud flexible ante la emergente actividad hostelera, reforzada durante la pandemia y creadora de empleo y economía, durante la noche. Y en esas estamos.

Este miércoles 26, último de Abril, más de 2.600 asociaciones y entidades cívicas españolas van a exigir el cumplimiento de las normativas contra el ruido con el lema El ruido mata y con diversas actividades, cada una en su ámbito. Su protesta se unirá a la de la Red de Ciudades Europeas y a las denuncias del Día Mundial contra el Ruido.

Reconforta saber la extensión de la protesta porque la investigación sobre la relación entre el ruido y la salud ha puesto el foco en los ruidos negros, y eso obligará a nuevas formas de lucha. Los ruidos negros son vibraciones de ondas infrasónicas. Están por debajo de 20 Hz y y se perciben más que se oyen. Se generan casi siempre por aparatos domésticos, extractores de humos, aires acondicionados. Su frecuencia es baja, pero precisamente por eso pueden interferir en nuestros ritmos circadianos. Ampliaremos el asunto más adelante porque nuestra portavoz, Marga Robles, que llevaba el tema, se nos fue en febrero, dejando huérfanos a su familia, amigos y colectivo.

Para este año, y en la línea de la Sociedad Española de la Audición, recomendamos que a las 12 del miércoles, cada uno en su ambiente; domicilio, trabajo, colegios... desconecte aparatos y guarde 60 segundos de silencio, como contraste y avanzadilla de un mundo sin ruido.

*El autor es coordinador del Colectivo de Afectados por bajeras de ocio de la Milagrosa