Nos llaman la generación de cristal, según dicen, somos cada vez más infelices y tenemos mayores problemas de salud mental. Pero no olvidemos que somos chicos y chicas que nacimos en el siglo XXI, con lo que ello supone a todos los niveles; incertidumbre, cambios sociales, avances científicos y hasta una pandemia; fuimos educados en la idea de que todo esfuerzo tendría su beneficio, su recompensa. Sin embargo, tener una formación excelente no supone encontrar un trabajo a la altura de las propias competencias.

Si perteneces a la generación Z y estás leyendo esta carta, es muy probable que muchas veces la frustración invada tu cuerpo, pero jamás te creas que “eres de cristal”; lo que realmente nos define es el entusiasmo propio de toda persona cuya juventud está llena de sueños, fortalezas y felicidades. Porque somos altamente exigentes, creativos y comprometidos. La vida no es un camino de rosas, pero vale la pena ser vivida. Debemos ayudarnos, acompañarnos y motivarnos entre nosotros con todos nuestros recursos. Somos nuestro futuro y todo el esfuerzo por asegurarnos que vamos a salir adelante es poco.

La autora es estudiante de un Grado en Comunicación