Menos de un mes falta para gritar ¡Viva Santa Ana! y aún no sabemos dónde se ubicará el recinto ferial. Parece que la Confederación Hidrográfica del Ebro sigue en sus trece de impedir que se instale en el paseo del Prado, donde siempre ha estado y a mi modo de ver donde tendría que ubicarse. El paseo del Prado reúne unas características que lo hacen ideal para la instalación de estas barracas festivas: es un lugar con pocos vecinos, es una zona céntrica a donde los críos pueden ir andando y es un espacio con gran amplitud.

Tengo entendido que el motivo que esgrime la CHE es que ese lugar es la zona de servidumbre del río, la zona lindante al cauce y, por lo tanto, una zona inundable donde no se puede instalar nada. Comprendo que en otras fechas esto se podría aplicar, pero un profano en la materia como yo no entiende que esto se aplique en pleno verano y con una sequía galopante. Ignoro cuándo el Ebro nos ha dado un susto inundando esta zona a finales de julio en los últimos 100 años, pero a mí me parece un milagro como el del diluvio universal que algo así pudiera suceder.

Asimismo, también ignoro cómo en otras ciudades, sin ir más lejos en nuestra capital, Pamplona, la CHE no pone trabas a que se instale un recinto ferial mucho más grande a orillas del río, en concreto en el paseo de la Runa, que es como se llamaba antiguamente al río Arga. Ignoro si es por haber más distancia al cauce, por tener el río menos caudal, por ser menos inundable o por estar en un lugar más elevado…. El hecho es que el recinto ferial se está instalando en Pamplona al lado del Arga.

Todo esto me hace pensar, será que soy mal pensado, si todo este lío, esta prohibición tajante, esta obcecación a que no se instalen las ferias en su lugar tradicional, obedece más a algún problema político, a algún problema entre administraciones o a algún problema entre dirigentes de las mismas, más que a un problema de seguridad.