Pasó el mes de abril y recuerdo que me llegaron unas fotos vía Whatsapp por parte de una excompañera de trabajo ya jubilada. La primera de ellas era en la boda de una de nosotras. Octubre de 1995. En ella estábamos mezcladas alrededor de la novia, trabajadoras y religiosas (hijas de la Caridad). Nosotras vestidas con nuestro primer uniforme, bata azul celeste y delantal blanco, las religiosas de blanco, todavía en aquella época con la toca obligatoria colocada en la cabeza.

Empecé a pensar y caí en la cuenta que el 30 de abril se cumplieron 40 años de la inauguración de lo que hoy llamamos o conocemos como Residencia Fco. Joaquín Iriarte de Elizondo (Valle de Baztan), gure zahar-etxea. En la otra foto que me enviaron, estábamos sentadas alrededor de una larga mesa en un día de San Antón, 17 de enero. No puedo precisar el año pero podría ser 1986 o 1987. Recuerdo los primeros años de la residencia. Esa fecha era muy señalada, hoy lo sigue siendo pero a mi entender no tanto. La rifa se sigue celebrando y toda la recaudación es para la residencia. Es un día de fiesta popular para el valle y gente de los alrededores, pero en la residencia ya no se celebra esa comida como en la foto donde compartíamos mesa religiosas, personal y también parte de los miembros de la Junta que durante tantos años de manera desinteresada apoyó la gestión y el buen funcionamiento de la residencia.

Han pasado 40 años. Muchas personas han habitado y convivido entre sus paredes. Mujeres y hombres del Valle del Baztan, de la zona de Malerreka, del Bidasoa, Ultzama e incluso de Pamplona llegaron en la última etapa de sus vidas. Hijas de la Caridad que vinieron destinadas a Elizondo guiadas por una vocación de entrega y acompañamiento. Ellas estuvieron formando una comunidad hasta octubre del 2014, siendo las verdaderas veladoras y cuidadoras de la “Casa”. Digo la “Casa” conscientemente sabiendo todo lo que significa. No sé si nosotras, o yo como trabajadora, hemos agradecido toda la labor que hicieron estas mujeres a lo largo de tantos años. El personal, compañeros y compañeras que ya no están entre nosotras, los y las que ya están disfrutando de la jubilación y todos y todas que se han ido incorporando en estos últimos años.

Ha habido muchas anécdotas, pero por recordar y hacer un poco de memoria destacar la inundación del 4 de julio del 2014, donde se vio y demostró el alma solidaria del valle. Durante semanas se reunían en auzolan para desempeñar las tareas de limpieza que fueron necesarias después de lo que arrasó el río Baztan a su paso por la residencia. Y cómo no la pandemia vivida a partir de marzo de 2020, fue un golpe muy duro por las circunstancias que se dieron, las pérdidas, el dolor de las familias y el gran esfuerzo realizado por todo el personal para seguir adelante.

Hoy, 5 de Julio de 2023, la residencia está con la mirada puesta en una renovación. Parece que va a ser un gran proyecto. Felicitar a la residencia, gure zahar etxea por estos 40 años y agradecer el servicio que hace al Valle de Baztan y toda la comarca. Yo personalmente doy las gracias por tener la suerte de ser parte de esta gran familia. Eskerrik asko.