Excelentes profesionales / Instalaciones obsoletas
Era 4 de julio, fecha señalada por esa boda a la que tantas aventuras, proyectos y trabajo en equipo han seguido. Este año mis padres invitaron a sus nietos a comer y, en ese restaurante italiano que tanto les gusta, la alegría paseaba a sus anchas entre las sillas. En algún momento se dieron cuenta de que al abuelo le ocurría algo, que ese hiperactivo sin remedio se estaba adormeciendo.
La rápida llamada al 112, sumada a la excelente coordinación de ambulancia y equipo de Urgencias, le salvaron la vida. A partir de ese día hemos vivido en una montaña rusa, observando con impotencia la inédita fragilidad de una persona que queremos. Vaya desde estas líneas el cariño y agradecimiento que sentimos por los maravillosos profesionales que están dándolo todo en la UCI, el equipo médico, de enfermería, logopedas, fisioterapeutas, auxiliares y celadores, todos ponen su conocimiento y mucho corazón para sacar adelante a los enfermos y mantener la calma de las familias.
Después de mes y medio apurando visitas de mañana y tarde hasta el último segundo, aprendiendo qué significaba cada cifra en aquellas máquinas, de ver cómo iban desapareciendo tubos y cables, por fin hemos ido al pabellón E, donde de nuevo hemos encontrado la excelencia en un personal entregado a los enfermos que tienen que sanar allí. He sentido cierto orgullo al pensar que los impuestos que pago se traduzcan en esto.
Sin embargo, me invade una profunda preocupación porque tanto trabajo y tanta ilusión se vean truncadas por la falta de adaptación de algunos edificios del hospital al cambio climático. El calor en estas habitaciones es insoportable y da al traste con la recuperación de enfermos sumamente frágiles que no tienen la fuerza suficiente para toser, tragar, ni separar la espalda del respaldo del asiento. Mi tendencia de ingeniera me pedía añadir un gráfico con la evolución de la temperatura de uno de estos días, pero la empatía con mi madre ha prevalecido y prefiero evitarle ver que en todo momento está por encima de 30ºC.
Imagino que quien tiene que distribuir el presupuesto de adaptación de edificios al calentamiento global ha de priorizar de alguna manera, pero no encuentro oficina, despacho o juzgado cuyos pobladores tengan peor resistencia que los enfermos ingresados en nuestros hospitales. Ruego al equipo de Gobierno recién constituido que planifique reformas y nuevas instalaciones de climatización que permitan redondear el buen trabajo que se hace en nuestros hospitales.