Ocupamos y nos movemos en un tiempo. La existencia humana es una realidad que existe más allá del cuerpo y la respiración. Cada ser es un tiempo eterno jamás soñado y entendido por la razón de la persona humana. Todavía hoy nos encontramos con aquellos cuya existencia es parte del mayor misterio de amor.

Solo una mente decrépita y apegada es incapaz de vivir una humanidad completa. El tiempo vivido en el mundo está escrito en la tierra, y todos los días podemos borrar y escribir una nueva historia. El tiempo vivido en la eternidad es un todo que envuelve a cada uno de nosotros y nos hace partícipes de una misma historia.

Más que el individuo, cada persona humana es parte de un todo. Es como cada uno de los órganos y sentidos, cada uno de ellos aislado de los demás no es nada y no vale nada. En el todo, órganos y sentidos dan forma y dan vida a un cuerpo amorfo transformándolo en un cristal para dar color a la humanidad. No se trata de una relación basada en intercambios. Se trata de un evento de puro amor. Sin ningún interés que no sea la paz y la dignidad de la persona humana.