El día 14 de febrero acudí a urgencias del Hospital de Navarra.

Creo que no llegué a decirle mi nombre y me llevaron a reanimación. No sabía lo que pasaba, pero cuando ves tanta gente a tu alrededor intuyes que algo no va bien.

En reanimación, tomaron la decisión de mandarme a la UCI e intubarme ya que no reaccionaba a la medicación que me estaban poniendo.

Una vez me despertaron y me fui recuperando me mandaron a la cuarta planta de medicina interna del Hospital Virgen del Camino hasta que consideraron que podía seguir mi recuperación en casa.

Pues bien, me hubiera gustado recordar el nombre de todas y cada una de las personas que han pasado estos días por mi proceso de recuperación.

No tengo palabras de agradecimiento para todas y todos. Quizás no recuerdo todos los nombres, pero sí recordaré que gracias a vosotras y vosotros hoy estoy de nuevo con mi familia. 

He sentido un cariño excepcional y me habéis reconfortado cada minuto que he estado ingresada. Siempre teníais una sonrisa y un bonito gesto.

No quiero olvidarme de nadie, desde urgencias, reanimación, UCI, cuarta planta de Virgen del Camino, médicos, médicas, enfermeras, enfermeros, celadores y las chicas de la limpieza, porque a todos y todas os estaré eternamente agradecida.

También quiero agradecer a la enfermera de urgencias que tranquilizó y acompañó a mi hija cuando entró a buscarme y no había manera de localizarme. 

Vuestra vocación es lo mejor que tiene nuestra sanidad. Muchos pensaréis que por eso se les paga, se les paga por su trabajo, pero la calidad humana se tiene o no se tiene, y ellos y ellas…. la tienen.

Muchas gracias a todos y todas.