El 24 de mayo ha sido el Día Internacional de la Mujer por la Paz y el Desarme. El origen de esta fecha se remonta al año 1982, cuando el campamento pacifista de mujeres en Greenham Common, junto con otros movimientos de mujeres europeas, establecieron esta fecha como conmemoración de las luchas pacifistas que las mujeres han llevado a cabo desde el inicio de la Primera Guerra Mundial.

Estas luchas llevaron a que, después de años de debate, en el año 2000 en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó de la Resolución 1325, con la que reconocía que los conflictos armados tienen impactos de género que han sido ignorados a lo largo de nuestra historia, que las mujeres han hecho importantes contribuciones en las luchas por la paz y que son parte fundamental para el mantenimiento de esta.

Es evidente que, a través de la historia hasta la actualidad, cada vez que se presentan conflictos armados, vemos a mujeres en todas partes del mundo comprometidas e implicadas en la lucha por la paz y han sido cruciales en muchas oportunidades en procesos de negociación y cese de conflictos.

Por ello, con un presente que sigue estando marcado por las guerras y otras formas de violencia, es fundamental el papel de las mujeres que no temen alzar la voz en contra de los conflictos armados y mantienen vigente el movimiento pacifista, con la firme convicción generar cambios reales mediante sus luchas pacíficas.