Con la música clásica, al escuchar el deslizamiento al roce de las cuerdas del violín en la espera de la nota en su perfección, a la determinación del tambor con el eco de un temblor, así como el seísmo de un corrimiento de tierra, el dulce soplo de la flauta que parece liberar en forma meditativa la espera, así como quien dirige un concierto desde el máximo respeto. En cada consonancia la lentitud del tiempo.

El efecto significativo en nuestra personalidad, la influencia del sentimiento en cada acto, en cada escena y la eterna dedicatoria. El deleite, la conexión englobada del evento, del sentimiento y, tal vez, quién sabe, una nueva dedicatoria a aquella hermosa persona a la que va dedicada. Entonces, te encontraré en la mirada y tú en la mía. Volvernos a ver una locura, nuestro encuentro fugaz, cada latido, una nueva esperanza de un olvido de tu recuerdo.