Para Walt Whitman, los pobres son los “hacedores”, para Albert Camus, los que “han construido el mundo”. Sin embargo, ha tenido y tiene mucho más predicamento la literatura que, desde los mismos orígenes de la civilización, los ha señalado como improbi (ímprobos), mali (malos), impii (impíos), perditi (perdidos), latrones (ladrones), populace imbécile (populacho, chusma imbécil), canaille (canalla), folla delinquente (multitud delincuente).
El miedo, la xenofobia, el racismo, el clasismo, la aporofobia han sido los muros sobre los que se han reflejado tales palabras, que hoy están provocando un eco ensordecedor, insoportable.
Nico y Lamine, tenéis prendas suficientes para alcanzar las mejores metas. Ojalá sea así. Encargaos de recordar siempre quiénes sois, de dónde venís. La gente se tiene que enterar de que las cosas importantes no las hace sólo la gente importante. Rompamos entre todos ese muro.